Después del bocinazo tardamos nada menos que 15 minutos en atravesar el arco de salida. Con tanto barullo no queda otra que comenzar a adelantar gente. Deportistas de todas partes, de mi barrio, de Pucela, de España y de Europa. ¡Ojo!, que veo 4 ciclistas portugueses que van a fuego, allí que me engancho a su rueda.
No todo el mundo puede aguantar esta rueda y vamos adelantando a muchísimos ciclistas, me lo estoy pasando muy bien. Sé que todo esfuerzo extra luego se paga, pero ¡Qué narices! que me estoy divirtiendo mucho. Después de 25 kilómetros increíbles les dejo marchar y voy con otro grupo bueno, pero con los que se va algo más tranquilo. Estos nuevos compañeros de ruta paran en el primer avituallamiento y yo sigo a por el primer puerto de 7 duros kilómetros, “La Torneria”. Me encuentro bien, cojo un ritmo cómodo y para arriba. Antes de coronar me coge un compañero de la Amistad, bajamos juntos, con precaución y comiendo para recuperar fuerzas.
Después de la merecida ducha, vamos a por la comida que proporciona la organización. Comentamos la jugada con los amigos, vemos la entrega de premios y en el sorteo de regalos ¡Cagüen! No nos toca nada. Con este pesar es hora de la peor parte, coger el coche y marchar para casa.
En resumen. Pues que, si te gusta la bici, esta marcha es muy recomendable. Te sientes como un ciclista profesional, la organizan por los mismos que hacen “La Vuelta”.
El año que viene repetimos.